Sé perfectamente que el refrán es «El hombre propone y Dios dispone», pero cada vez que intento decirlo me sale justo al revés: «Dios propone y el hombre dispone». Será mi ateísmo interponiéndose en el camino de la sabiduría popular.
O algo.
Como sea, los planes están hechos para que luego la vida te los desbarate, así que no deberíais hacer mucho caso de lo que vais a leer a continuación, porque seguramente a medida que vayan pasando las semanas y los meses, irá cambiando.
Entonces, ¿para qué demonios me molesto en contarlo?
Porque como alcalde vuestro que soy, que eligen los vecinos, el suyo, beneficio propio, inaudito, no entiendo mi letra…
No, no era eso. Aunque lo de no entender mi letra es cierto. Ya me costaba trabajo hace treinta años cuando escribía a mano con cierta frecuencia así que imaginaos ahora.
Pero me parece que no es eso tampoco lo que pretendía contaros.
Yo he venido aquí a hablar de mi libro.
Sí, eso sí que es.
De mis libros, en realidad. Porque aunque El hueco al final del mundo es una sola novela, me está quedando lo bastante descomunal para que al final se publique en varios volúmenes, de los que La simiente de esquirla será el primero.
El primero… ¿de cuántos?
Es algo acerca de lo que le he estado dando muchas vueltas estos meses (cuando no estaba ocupado escribiendo, revisando lo escrito, modificando los mapas, trabajando en los apéndices… bueno, y comiendo, viendo la tele, programando, durmiendo, todas esas minucias). Debo de haber cambiado de idea en cuanto a la división del libro en volúmenes al menos media docena de veces. De hecho, si ponéis una docena entera, estará mas cerca de la verdad.
El tolkiendili que llevo dentro insistía una y otra vez en que lo dividiera en tres volúmenes. Al final, el sentido práctico y narrativo se ha acabado imponiendo al puro fetichismo y he decidido que serán cuatro. Eso me permite con más facilidad que cada volumen tenga una cierta entidad narrativa por sí mismo, o al menos una estructura unitaria y coherente.

Ahí los estáis viendo, con sus correspondientes portadas, todas ellas obra del artista tailandés Tithi Luadthong: La simiente de la Esquirla, El verde entre las sombras, El festival de la carne trémula y El rostro del vacío. Esos son los títulos y esa será la división definitiva de la novela.
En realidad habrá un quinto libro, que sin ser parte de la novela, la complementa. Se trata de un volumen misceláneo que incluirá diversos apéndices, además de una breve historia de Duniya, el mundo en el que se desarrolla la novela. Parte de esos mismos apéndices, como los comentarios sobre tecnología o la descripción de los idiomas, los podéis encontrar en esta misma página, en el menú que hay justo bajo el banner de cabecera.
Pero en todo caso, la novela como tal, la narrativa que llevará el título genérico de El hueco al final del mundo, estará compuesta por esos cuatro volúmenes.
(A lo mejor no, dice una vocecita interior. A lo mejor se alarga, masculla otra. A lo mejor acaban siendo más volúmenes, susurra una tercera.)
No lo creo. En estos momentos, con tres cuartas partes escritas y la revisión avanzando a buen ritmo, lo más probable es que se limite a estos cuatro volúmenes. Todos mis instintos de escritor me dicen que así será, que la historia está confluyendo hacia su final natural y que todo lo que necesito para que rematarla es ese cuarto volumen con el que me pondré en breve.
Sin embargo, la vida está llena de imprevistos, así que no descarto nada.
Mi intención es que La simiente de la Esquirla aparezca en algún momento de 2020. Casi seguro en el primer semestre. Muy probablemente en el primer trimestre.
¿Y luego? ¿Cuál será el ritmo de publicación?
No pretendo que este sea muy dilatado. Sean muchos o pocos los lectores que encuentre El hueco al final del mundo no es mi intención tenerlos en vilo varios años entre volumen y volumen. En el peor de los casos, el intervalo entre cada entrega será de un año. En el mejor, de unos pocos meses.
¿De qué depende que sea uno o el otro? De varios factores, pero el principal será la respuesta de los lectores. Cuando más positiva sea y, por tanto, más personas lean el primer volumen, más posibilidades habrá de que el segundo aparezca poco después. Y, cuanto más positiva sea la respuesta al segundo, más probabilidades habrá de que el tercero… Bueno, creo que es bastante obvio.
Es lo bueno de no tener que discutir con un comité o un grupo de accionistas. Puedo ajustar los planes de publicación según me convenga.
En todo caso, habéis tenido el primer atisbo de lo que será El hueco al final del mundo. En próximas entregas iré desvelando algún detalle más.
Que la Divina Incertidumbre que rige el mundo os sea propicia. ¡Iljá Ayajin!