Este año, raro y complicado en todos los aspectos, ha supuesto un extraño paréntesis para mí como escritor y como editor.
Como editor me ha pillado en medio del proceso de reestructurar Sportula, reducir el número de publicaciones y centrarme más en cada una de ellas y me ha desbaratado en buena medida los planes que tenía.
Como escritor me ha pillado casi a punto de terminar la macro-novela El hueco al final del mundo y me ha dejado en una situación en la que escribir algo nuevo me cuesta horrores. Al mismo tiempo, he descubierto que no me cuesta nada revisar lo que ya tengo escrito (aunque esa revisión pueda suponer reescribir lo existente o incluso añadir texto).
Así que hay proyectos de Sportula como el tercer tomo del Conan de Howard o el segundo de La Enseña del Elefante y el Guacamayo, que se han visto aplazados a 2021.
Eso no quiere decir que Sportula haya estado parada, aunque su actitivadad ha sido un tanto atípica.
He ido aprovechando para publicar, por un lado, la primera entrega del Hueco al final del mundo, La simiente de la Esquirla, y por el otro para ir revisando y recopilando mi obra previa en diversos volúmenes, como Disfraces parecidos a mi piel (con mi narrativa breve casi completa), Frontera de la piel (con mi poesía completa), Yggdrasil (el primero de los dos volúmenes que recoge mi ciclo de Drímar) y La ciudad, el ciclo completo (donde se incluyen las cuatro novelas y los cuatro relatos ambientados en mi versión mágico-fantástica de Gijón). No contento con eso he publicado The song of Bêlit, la versión en inglés de mi novela de Conan La canción de Bêlit.
La consecuencia de ello es que este año Sportula ha estado íntegramente dedicado a mí. Supongo que puede verse como un capricho, como un detalle autoindulgente. Imagino que así es, en buena medida. Pero confieso que tampoco es algo que me quite el sueño.
Al margen de Sportula, pero relacionado también con ir recopilando mi obra previa, me ha surgido una oferta bastante interesante de publicarla en audiolibro por parte de la editorial danesa SAGA Egmont, que tiene una interesante presencia en el mundo hispano. Ya veremos cómo funcionará esta aventura, pero de momento las perspectivas son bastante buenas y me ha abierto un canal para encontrar nuevos lectores con el que no contaba a estas alturas de mi vida.
Y a punto como estamos de entrar en diciembre aprovecho para anunciar la próxima salida de un libro que rematará lo que está siendo uno de los años más peculiares que he vivido hasta ahora (y que me ha hecho dejar de intentar especular sobre cómo puede ser el futuro). Se trata del volumen que recopila completa la saga del Adepto de la Reina, escrita por Felicidad Martínez y por mí. Como ya ocurrió con La Ciudad, esta edición tendrá dos versiones: en ebook en un solo volumen, e impresa en dos.
Para la edición impresa decidí utilizar dos de las ilustraciones de la anterior versión de estos libros, que me parecían las más adecuadas y que originalmente servían de portada a Los rostros del pasado y a La sombra del adepto.
Para la edición en ebook he buscado una nueva ilustración que sea lo bastante impactante y encaje bien con la saga. Una vez más he acudido al artista tailandés Tithi Luadthong, cuyo ya trabajo he usado en abundancia en Sportula en los últimos años (de hecho, suyas son las portadas de Disfraces parecidos a mi piel, Frontera de la piel y la versión en ebook de La Ciudad, el ciclo completo).
Estoy ahora mismo rematando el proceso de revisión de estas cuatro novelas, intentando buscar la mejor versión posible y puliendo pequeños detalles de coherencia interna que le den una mayor cohesión a la saga. Si todo va bien estarán listas a finales de año, con lo cual remataremos así lo que ha sido un periodo ciertamente peculiar y complicado.
—Me has conocido en un momento extraño de mi vida —le decía Edward Norton a Helena Bonham Carter al final de El club de la lucha.
¿Acaso no lo son todos?