Qanramí


Lo que se habla en la mayor parte del continente son las lenguas derivadas del qanramí clásico, también llamado alto qanramí, que a menudo se usa como lingua franca, no solo entre distintos países del continente, sino en las diferentes islas cuando tienen que tratar con extranjeros. Generalmente los estratos más cultos de cualquier país conocen el qanramí clásico y lo hablan con fluidez. A pesar de que ha desaparecido en el habla diaria (salvo en Nabati-Madi, donde se usa una variante muy cercana al qanramí clásico en el día a día) sigue conservándose como lengua literaria.

Gramática

En su estado más formal, el orden habitual en la frase es verbo + sujeto + complementos, aunque en sus variantes más coloquiales se invierten a menudo el orden del verbo y el sujeto. En la forma clásica, con el verbo antecediendo al sujeto, el verbo siempre está en singular, sin importar el número del sujeto. Cuando el sujeto va primero el verbo también toma la marca de género.

El futuro se construye añadiendo una «a» tónica al verbo, y el gerundio mediante el prefijo «eni».

El participio de los verbos se realiza añadiendo el sufijo «-ya(z)». Su uso con o sin «z» depende de cuestiones puramente eufónicas.

Los verbos se nominalizan añadiendo el sufijo «-if», que forma también el participio.

La forma negativa del verbo se construye añadiendo el prefijo «n-».

El reflexivo se construye añadiendo el sufijo «-ui».

La conjunción copulativa no existe como partícula separada. Se crea añadiendo el sufijo «-uant».

Existen originalmente cuatro géneros:

• Jidul (Masculino sentiente): exclusivo para humanos.

• Jadul (Femenino sentiente): exclusivo para humanos.

• Jaya (Animado no sentiente): animales, fenómenos naturales cambiantes, como tormentas, ríos, el oleaje, un volcán…

• Burtad (Resto): objetos inanimados, conceptos intangibles…

Dos nuevos géneros se incorporan al qanramí tras la Expansión de la Esquirla, y ambos proceden de Nabati-Madi:

• Jaidul (masfem): Se aplica a los nabatíes, que son hermafroditas.

• Anyashir (sentiente): Incluye a la humanidad en todas sus variedades. Es una suerte de «metagénero» que abarca el jidul, el jadul y el jaidul en cierto modo. Y que podría abarcar especies no humanas, caso de que estas fueran sentientes.

El jaidul es usado por todos los hablantes de qanramí en mayor o menor grado. El anyashir, aunque ha ido ganando terreno en los últimos siglos, sigue teniendo un uso minoritario fuera de las fronteras de Nabati-Madi.

El contacto con Tamashi y los tamashiles crea un nuevo género, el tayadul. Como era de esperar, ha surgido la discusión entre los que afirman que tal neologismo es innecesario, ya que el anyashir puede ser usado perfectamente para referirse a lo mismo, y los que reclaman la necesidad de un nuevo género que reconozca la realidad de la identidad sexual humana en toda su complejidad. Hoy en día, la polémica está lejos de haberse terminado.

 

Fonética

No existen los sonidos «ch» (/tʃ/»), «p» (/p/) ni «v» (/v/ o /β/).

La vocal «e» solo aparece en posición inicial.

La vocal «i» solo se da en posición inicial y final, nunca intermedia.

La «u» aparece en posición inicial o intermedia, nunca final. Puede ser vocal o semivocal.

La «h», aspirada, nunca aparece en posición final.

La «r» suave solo aparece en posición intermedia o final.

La «i/y» semiconsonante solo aparece en posición intermedia o final.

La vocales «o» y «u» son halófonas en distribución complementaria. Los hablantes de qanramí pronuncian la vocal más cerca de «o» de «u» en función del contexto sin ser conscientes en ningún momento de esa diferencia, solo apreciable para un extranjero. Algo similar sucede en castellano con la «n», que en ocasiones tiene una pronunciación velar nasal (/ŋ/), como en la palabra «domingo», aunque los castellanoparlantes no suelen percibir tal diferencia.

En Dina la «i/y» semiconsonante puede aparecer en posición inicial, como en el nombre «Yena», que deriva del qanramí clásico «Lena», palatalizado a «Llena» y finalmente convertido en «Yena».

También en Dina, y por influencia de los habitantes originales de la ciudad, «o» y «o» acaban por distinguirse y se crea una nueva letra que se aplicará a la «o».

Variantes

Desde una perspectiva histórica podemos hablar de un proto-qanramí (PQ) o qanramí primitivo, que es el idioma que hablaban los qanramíes   antes de la expansión. A partir de él se deriva el qanramí clásico (QC), la lengua que hablan durante la expansión y que llega a casi todo el continente. Surge poco después el qanramí literario (QL), que en realidad es el registro culto e idealizado de la lengua anterior. Usado en textos científicos, cantares  y obras literarias «cultas», etc.

Y por supuesto, están los diferentes qanramíes vernaculares; las lenguas y dialectos derivados de la expansión. El tiempo y la influencia de otras culturas y pueblos han hecho que el qanramí se haya ido diferenciando en diversos dialectos y variantes, sobre todo a causa del contacto con las poblaciones originales de Almáburak, Uajush y Alqufar.

Con el transcurso de los siglos, la dispersión ha llevado a que los habitantes de distintos territorios tengan problemas para comprenderse cuando cada uno usa su topolecto vernacular o incluso que estos sean ininteligibles entre sí, sobre todo en territorios muy alejados geográficamente como puede ser el caso de Alqufar y Uajush.

La división dialectal del qanramí no se corresponde estrictamente con cada país aunque sí que hay una clara distribución geográfica. Se pueden distinguir con facilidad cuatro grandes grupos: alqufarí, almaburaqí, nabatí y qanramí moderno, este último hablado en Qánram y Uajush, aunque con ciertas variantes de un país a otro.

De este modo, se puede dividir la familia qanramí en dos ramas: la septentrional (alqufarí, almaburaqí y nabatí) y la meridional (qanramí moderno).

Esta distinción tiene mucho que ver con la peculiaridad biológica y cultural de los nabatíes, que ha llenado su habla de numerosos neologismos e innovaciones gramaticales que han sido aceptadas casi en su totalidad por las dos naciones del norte, pero que apenas han pasado al sur.

Alsher, por ejemplo, habla y escribe en nabatí, aunque para él es simplemente qanramí, al igual que para todos los habitantes de Nabati-Madi y de la mitad septentrional del continente.

Alfabeto

El qanramí utilizaba originalmente un alfabeto de veintiún símbolos con cuatro vocales («u» y «o» son originalmente alófonas) quince consonantes y una semiconsonante.

A medida que la migración qanramí se esparce por el continente y entra en contacto con los sonidos de otros pueblos, se incorporan tres símbolos más.

El primero representa la «o», que como ya hemos explicado en Dina se diferencia de la «u». 

El segundo símbolo se introduce por influencia gekerfesa, y se usa para la realización fricativa del fonema /b/, un sonido que no existe en qanramí pero que se incorpora a numerosos neologismos que los comerciantes de Gekerf contribuyen a extender por todo el continente.

En cuanto al tercero, la mayor parte de los lingüistas acepta la hipótesis de que el sonido y la letra correspondiente nacieron en Uajush y de ahí se fue extendiendo al norte, si bien es cierto que no todos los estudiosos están de acuerdo con esa idea. Como sea, ese símbolo representa el fonema /ʃ/ (a veces transcrito como sh»).

Ese alfabeto, aunque usado antes de la expansión qanramí y en los primeros años de esta, termina por caer en desuso salvo para ciertas ceremonias y rituales y no guarda relación alguna con el alfabeto moderno qanramí, que en realidad es de origen agarense.

Procede de unas antiquísimas inscripciones encontradas en los niveles más profundos de Agar que se consideran anteriores a los Largos Inviernos. Uno de los caudillos de la migración qanramí que se asienta en Agar tiene conocimiento de ese alfabeto y decide usarlo como forma de escritura para su clan, con tanto éxito que los demás clanes no tardan en adoptarlo como sistema de escritura y en extender su uso por todo el continente, excepto Uajush que sigue usando el alfabeto antiguo.

Cuando los qanramíes llegan a Agar, el conocimiento de ese alfabeto y de los sonidos que representa se han perdido hace tiempo, por lo que la asignación de sonido a cada símbolo se realiza de forma totalmente arbitraria atendiendo a criterios, se cree, puramente estéticos.

En tiempos recientes se han descifrado las viejas inscripciones agarenses y se ha descubierto por fin la correspondencia original entre símbolos y sonidos. Como era de esperar, no guarda la menor relación con la comúnmente aceptada en la actualidad.

A raíz de ese descubrimiento, ha surgido una pequeña minoría de hablantes que se ha empeñado en usar el alfabeto en su forma original. Se los conoce como los Galimatías y se los considera una curiosidad pintoresca y poco más. No deja de ser irónico el sobrenombre que se les ha puesto, ya que desde su punto de vista son los demás los que están creando un galimatías al escribir.

Como en muchos otros casos, todo depende del punto de vista.

ABCDE
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FGHIJ
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KLMNÑ
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OPQRS
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TUVWX
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YZ123
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90«»¿?¡!
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