Tembelí


En oriente, en la isla de Iratembe y el archipiélago de Kiodayna, se habla el tembelí. Con abundancia de consonantes líquidas y nasales y con muy pocos clusters consonánticos, tiene cierta tendencia a terminar las palabras en vocal. Al contrario que el tegnekar, las funciones de los términos en la oración se marcan mediante partículas independientes, a veces como adposiciones separadas del morfema y otras añadidas como sufijos. Por tradición estos últimos se unen al núcleo del sintagma mediante una pequeña marca (representada en este caso por un guion), aunque en ocasiones se integran en él, creando a todos los efectos una nueva palabra. El tembelí carece casi por completo de flexión nominal, más allá de unos pocos vestigios.

La estructura de la frase es bastante rígida: Sujeto + verbo + marca de tiempo + complementos. Puede ser modificada en situaciones sumamente excepcionales, como en determinados ritos del lenguaje cortesano o en las composiciones poéticas.

El plural se construye añadiendo una «n» si la palabra acaba en vocal átona, que es la mayoría de los casos. Si acaba en consonante se añade una «a» y si acaba en vocal tónica no se modifica. La marca del plural no se da nunca en los artículos, aunque son estos, además de los pronombres, los que indican el género. Los nombres y los adjetivos son siempre neutros.

En cuanto a los nombre propios, la costumbre es anteponer el nombre de pila al apellido. En la casta paraitán, este último siempre va precedido de la partícula «da», que se adpone al nombre de pila como sufijo.

La conjugación de los verbos es extremadamente sencilla y carece de una auténtica flexión verbal. Los distintos tiempos se construyen añadiendo tras el verbo una partícula simple:

• Des: presente

• Nes: pasado

• Pes: futuro

• Embé: imperativo

• Nobe: partícula usada en perífrasis y que añade un matiz de acto voluntario a la acción. «Aria nobe-arenana jubá des-te» podría traducirse como: «Yo no quiero hacerte daño.»

El interrogativo se construye anteponiendo el verbo al sujeto. El negativo añadiendo «te» a la marca de tiempo:

Supé ikurana pes: Vivirá

Ikurana supé pes: ¿Vivirá?

Supé ikurana pes-te: No vivirá

Alfabeto

Tiene un alfabeto de veintidós grafemas, cinco de ellos para representar las vocales. Al contrario que otros sistemas de escritura, como el tegnekar o el qanramí, las palabras no se escriben linealmente, sino agrupadas de tal modo que, en función de la forma de cada letra, crean diversas figuras.

Existen dos formas de escritura: la simplificada, usada por el pueblo llano y para fines técnicos y divulgativos, y la clásica, utilizada sobre todo por la corte. A pesar de las denominaciones, que dan a entender que la simplificada deriva de la clásica, es exactamente al revés.

ABCDE
ABCDE
ABCDE
FGHIJ
FGHIJ
FGHIJ
KLMNO
KLMNO
KLMNO
PQRST
PQRST
PQRST
UXYZ
UXYZ
UXYZ